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Hanoi…capital de Vietnam y probablemente, la ciudad más caótica de todo el país. Después de haber estado en Ho Chi Minh creía que el tema de las motos y el conducir por donde les da la gana lo tenía más que superado, pero 4 días en Hanoi nos saturaron y de que manera!!Llegamos a Hanoi con la intención de gestionar nuestros visados para nuestro siguiente destino, China. Ya habíamos leído que necesitaríamos varios días para obtener el visado y, por ello, nuestra última etapa en Vietnam la pasaríamos en la capital. La primera noche la pasamos en casa de nuestro couchsurfer Le Huy, un jóven profesor de inglés y sus alumnos. Fue genial conocerles porque nos hicieron de guías turísticos, explicándonos las historias de la ciudad y compartiendo con ellos nuestras aventurillas viajeras. Fuimos, por un día, los ayudantes de Le Huy con sus clases de inglés.:)
Al día siguiente nos movimos para el centro de Hanoi, ya que al tener que trasladarnos varias veces a la embajada China era más práctico estar en el centro. Nuestros días en Hanoi se resumen en esperar el dichoso visado, pasear y pasear por la ciudad, ver el teatro de marionetas (genial!) y aprovechar para hacer la escapada a Halong bay.
Hanoi como ciudad, es bastante moderna y con gran oferta para el turista. Pero también, tiene otra cara, la del estrés y el agobio de motos y motos por todos lados. Al principio hasta resulta divertido ir por la calle esquivando a todo tipo de vehículos: motos, bicis, carros de comida, coches, autobuses…pero llega un punto en que te acaba saturando. Algo tan sencillo como cruzar una calle supone una carrera de obstáculos, no poder ir por las aceras porque están totalmente ocupadas por decenas de motos u otros objetos y bajar a la carretera dónde, por supuesto, vas a ser constantemente pitado por motos, bicis, coches o lo que sea que pase en ese momento. Al final dices…por dónde Co..paso??? Si te alejas bastante del centro si que puedes encontrar amplias aceras donde poder caminar con tranquilidad, todo un lujo.
Estar en Hanoi tantos días nos sirvió para conocer más de cerca la vida cotidiana de la ciudad, sus costumbres, su manera de relacionarse, sus gustos…algo que no pudimos hacer en Ho Chi Minh al haber estado tan poco tiempo. Muchas de esas costumbres distan mucho de las nuestras y , a veces, causan algún que otro encontronazo cultural. Un día, «paseando» por la ciudad vimos unos puestos de carne al grill, al principio no le dimos importancia pues hay cientos en las calles, pero a medida que nos acercamos ya empezaron a entrarme las sospechas de que aquello no era ningún animal a los que estamos acostumbrados a ver (cerdo o pollo); la forma de aquel animal me resultaba familiar y, a pesar de que mi cabeza me decía que no podía ser posible, los ojos no me engañaban. Lo que se estaba cocinando en aquella especie de barbacoa callejera era un PERRO. En aquel momento no sabía si vomitar o llorar, aunque pueda resultar esagerado es así de cierto. Es, en estos momentos, donde te das cuenta de qué manera la cultura nos marca, sea para bien o para mal. Para ellos, el comer perro o rata es como para nosotros comer cerdo o ternera, algo nada escandaloso. Para nosotros es algo completamente detestable. El viajar te pone a prueba muchas veces, sobretodo en el tema de la tolerancia y el respeto. Y, Vietnam, probablemente, sea uno de esos lugares en los que esa prueba estaría al nivel de Selectividad (de la tolerancia).
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