Ritigala…es un pequeño pueblo a unos 20 minutos de Dambulla, donde se encuentran las ruinas de un antiguo poblado budistas. Este recinto, está en el medio de la selva, tiene una vegetación increíble gracias a su microclima y una amplia fauna que va desde elefantes salvajes hasta serpientes!!.
Nos animamos a ir a Ritigala ya que nos lo había aconsejado el dueño de nuestro hotel en Dambulla. Nos explicó un poco qué podíamos encontrar allí, pero nosotros sólo nos quedamos con…Hay elefantes salvajes!! y… está en medio de la jungla!!Así que cogimos nuestro tuk tuk y allá que fuimos 🙂
El camino de Dambulla hasta Ritigala se hizo muy corto y encontrar el desvío a las ruinas no fue complicado. Lo complicado vino una vez metidos en el desvío. A pesar de ir guiados por google maps, la localización exacta no estaba clara. A mitad de camino, encontramos un cartel en srilankés y algo sobre las ruinas de Ritigala. Nosotros, creyendo que ese era el camino, decidimos pasar de las indicaciones del gps y meternos por ese desvío. El principio pintaba bien, pero poco a poco la cosa se fue poniendo más complicada. Muchos baches, agua estancada, piedras, mucha pendiente, ruidos de animales y ya la cosa no era tan graciosa. Seguimos hacia adelante para ver si había alguna indicación o señal que dijera dónde estábamos. Finalmente, encontramos una pequeña casa que poco tenía que ver con las ruinas. Tras preguntar a unas señoras de qué era aquello y de cómo ir a las dichosas ruinas, dimos media vuelta y retomamos el camino que google nos había marcado…lo de ir de exploradores, cual Indiana Jones, había estado bien para un rato pero con el tuk tuk no era muy seguro.
Una vez, ahora sí en las ruinas, nos esperaban una tribu de monos para saquearnos el tuk tuk. Los guardas de la zona ya nos advirtieron que no dejáramos nada de comida a la vista.
La entrada a las ruinas cuesta 300 rupias por persona, poco menos de 2 euros. Una vez pasado el control, te encuentras con los guardas responsables del recinto. Uno de ellos se ofreció a hacernos de guía a cambio de 500 rupias. Normalmente no cogemos ningún guía en nuestras excursiones, pero en este caso nos pareció interesante que alguien nos explicara un poco sobre esta zona, de la que poca información habíamos encontrado.
El guía nos estuvo explicando cada rincón de lo que en su día fue un Monasterio budista allá por el siglo IIIa.C. El recorrido dura unas 2 horas y media casi 3h entre subir y bajar. El acceso es muy fácil y se hace corto. Además, el hecho que pocos turistas lo conozcan, ayuda a que no haya aglomeración de gente y se pueda disfrutar bien del paisaje. Sí que es cierto que, el estado de conservación no es del todo bueno ya que la vegetación y el paso de los siglos han dejado sólo algunos vestigios de lo que en su día tuvo que ser un gran Monasterio budista. El guía nos enseñó lugares curiosos como, la biblioteca, sitios escondidos de meditación, la ducha de verano (una roca grande bajo la biblioteca donde en verano cae una cascada gigante y, se supone que se bañaban en verano), dónde comían, el hospital, los lugares de descanso, dónde hacían sus necesidades jaja, de todo un poco.
Durante todo el recinto hay carteles que indican la prohibición de sobre pasar la zona de las ruinas porque puede ser peligroso. Nuestro guía, que le va la marcha, nos metió por la «zona prohibida» después de que Carlos le insistiera…También hay que decirlo. Aquí empezó la parte emocionante!Nos dijo que era la primer que lo hacía con turistas pero que sería seguro. Nos explicó los tipos de plantas y árboles más comunes del país, la cantidad de elefantes que hay. El camino por la jungla duró menos que el que se suele hacer por las ruinas, ya que vas acortando. Al final no nos salió ningún animal salvaje jeje.
Al llegar al punto de partida, decidimos ir rápido para el coche, empezaba a caer la tarde y estábamos advertidos de que podríamos cruzarnos con elefantes y podía ser peligroso. Pero lo único que se nos cruzó por el camino fue un rebaño de vacas…muy a nuestro pesar!! 😉
Fotos
Precio
La entrada a las ruinas cuesta 300 rupias por persona, poco menos de 2 euros.
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